Entrevista al guitarrista y compositor Oscar López Ruiz, integrante del Quinteto de Astor Piazzolla

En diálogo con RAE, en el programa Siempre Argentina-Conexión Español, el músico recordó al genial artista argentino, a más de dos décadas de su muerte.

Oscar Lopez Ruiz, el arreglador musical trabajó, durante 25 años de la vida de Piazzolla en distintas etapas: “Fue un privilegio, estar al lado de un músico de esa calidad y creatividad”, “Yo digo, lo afirmo y lo sostengo:  Es uno de los grandes músicos del siglo XX, de cualquier género”.

“Yo he recibido una infinidad de mails, de todas partes del mundo, de los lugares más insólitos, pidiéndome consejos de cómo tocar la música de Astor”. “De Estonia, de Islandia, de Eslovenia; hasta de la India, me han llegado mensajes preguntando por Piazzolla”.

“La verdad, es algo que solo los genios logran, este tipo de universalidad”, reflexionó.

Lopez Ruiz enumeró lugares donde tocaron juntos, desde el Champs Elysee en Paris, catedral para los músicos, hasta en prostíbulos de Comodoro Rivadavia.

Destacó que a Piazzolla lo único que le interesaba era tocar, fuera donde fuera, y que se interesaba por hacer sonar su música.

“Era un esclavo de su música. Fue el tipo, además, menos divo que conocí en mi vida; a él no le importaba Astor Piazzolla, él no quería ser famoso, sino lo que le importaba era su música”, indicó.

Acerca de los fanáticos del tango tradicional que combatían el estilo del artista, explicó López Ruiz, que para Piazzolla era pura ayuda.

López Ruiz confesó, lo que en privado Astor le decía: “Estos giles que tanto me critican, son los que más me ayudan a que se conozca mi música.

De tanto criticarme, y salir en los diarios, me ayudan a hacer conocida mi música”.

“Fue mi maestro en unos cuantos sentidos, en como había que tocar, que significaba la música o una obra; eso lo hablábamos en charlas informales porque éramos muy amigos, a pesar de la diferencia de edad, ya que Astor me llevaba 17 años”, describió el guitarrista.

“En cambio había muchos músicos compañeros que no hablaban de música, ni compartía estas charlas, si bien a la hora de tocar ¡la descosían!”, recordó.

“Una vez, estábamos en un ensayo y él puso tango de la radio, yo le pedí que la sacara que me aburría y no me gustaba; inmediatamente, apagó la radio, se sentó en una silla con el bandoneón, y se me puso a tocar tango para mi solo, tocó tangos tradicionales y yo me morí”, recordó López Ruiz.

Además agregó que para Piazzolla, la experiencia de tocar junto a Troilo fue de un aprendizaje enorme; el artista entró a su orquesta con pantalones cortos y se fue siendo el arreglador oficial.

López Ruiz contó una anécdota inolvidable en una oportunidad que fueron a tocar a Brasil: “Astor quería ir a saludar a Vinicius de Moraes, a su casa en Rio de Janeiro, y una vez allí, nos atendió su mujer y nos hizo pasar. Nos pidió que pasáramos al baño, que allí estaba Vinicius trabajando, recostado en la bañera, con una tabla atravesada y encima la máquina de escribir. Era insólito. Llegamos y estuvimos horas charlando con él, y de la música”, recordó López Ruiz.